SER FELIZ, ¿UNA OBLIGACIÓN, O UNA OPORTUNIDAD?

Cuando de tan preocupados por ser felices, nos volvemos infelices…

Esta frase me permite reflexionar sobre un tema tan vasto como la felicidad, Sobre ella se han expresado la filosofía, las distintas religiones, la psicología y los místicos, entre otras muchas y valiosas voces. En estas breves líneas, no pretendo, ni puedo, agotar el tema, tan solo proponernos pensar sobre, lo que juzgo como cierta tendencia actual. Esta tendencia la observo expresada en una especie de “urgencia por la felicidad”, por lograrlo todo, sin premuras, sin riesgos y sin incomodidades. Esta tendencia se presenta como un impulso, como un deber, casi un mandato: “debes ser feliz” y  “ahora”.
No es que este mal o sea impropio querer la felicidad y obrar para alcanzarla, claro que no. No se trata de una apología a la melancolía. El problema es cuando la felicidad, la plenitud, se vuelven un mandato, cuando sentimos que la noble aspiración humana al bienestar se ha vuelto un imperativo, una carga. No  importa cómo, en ese mismo momento, cuando la felicidad y el bienestar se tornan un deber y una exigencia, es cuando esa búsqueda empieza a sernos fatigosa, en ese momento es cuando paradójicamente nos alejamos de ese estado, ese agalma se nos torna elusivo, y pienso: ¿no será que estamos considerando a la felicidad como un objeto?, ¿Cómo si fuera un llamativo collar que adquirimos y podemos portar?, ¿como algo que podemos consumir o comprar? Así; este imperativo transformado en una  carga, finalmente lejos de acercarnos a ese estado de dicha nos aleja de él, nos estresa, nos vuelve taciturnos, amargados o nos frustra y resiente de impaciencia. Y me pregunto ¿en todo caso, no será que la felicidad no es tanto un objeto a conseguir, como un estado del alma? Al considerar a la felicidad como un objeto, estamos enfrentados a la dualidad poseer-perder, ganar-fracasar. Desde esa perspectiva, estamos en una actitud “combativa”, pelándonos con todo aquello que suponemos nos aleja de la plenitud. Nos tornamos descorteces con lo que nos pasa y con nuestros estados de ánimo. No permitimos los matices y las sombras que son también experiencias importantes para el alma. Nos obligamos a estar “pum para arriba”, despreciamos el devenir que nos propone el día a día para cumplir, para llegar, para consumir, esa prometida y exigida felicidad. Pero tal vez la dicha, la felicidad, acaso sea más una síntesis entre la posibilidad de poseer y la posibilidad de soltar, un encuentro entre la alegría por lo que es y la reconciliación con lo que no es, un estado paradójicamente que tiene mucho que ver con la aceptación del vacío. La felicidad, la plenitud, tal vez entonces, nos acaezca cuando soltamos el resultado, cuando podemos estar en paz con lo que es y con lo que hacemos, cuando podemos aceptar incondicionalmente quienes somos, nuestra circunstancia y a los otros tanto en lo que tienen de luz como de sombra. 
Como vemos, es algo que nadie nos puede imponer, algo que no nos podemos obligar, es algo que tan solo nos sucede, o nos va sucediendo, o mejor aun, cuando permitimos que nos ocurra. Y tal vez, nos suceda en el mismo momento en que nos permitimos soltar la compulsión a ese imperativo, y simplemente nos dejamos ser..®






1 comentario:

  1. maria cristina galeano16:04

    La felicidad como El Amor es algo que nos acontece cuando aprendemos a sintonizarnos con nosotros. Sabiendo que nadie mas que YO puede proporcionarse tal estado.no hay nada, ni nadie que pueda hacerlo por mi. y eso es, si ya perdimos el miedo que nos da lo desconocido(ser feliz). ya que el sufrir es, lo conocido y paradojicamente, es nuestro sitio de confort.
    Ser Feliz no es siempre la eleccion, aunque declaremos que asi lo queremos maria cristina galeano

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